Desde Llácer gestionamos la compra de materia prima en cualquier lugar donde se produzca un sobrante textil. Nuestros proveedores se encuentran en cualquier punto del planeta, desde los mas cercanos del mercado doméstico, hasta Centroamérica o el Sudeste asiático.
Después de asegurar la calidad del proveedor, los recortes adquiridos llegan hasta nuestras instalaciones donde, tras un primer proceso de inspección con el fin de comprobar que se cumplen nuestras estrictas normas de calidad y el grado de limpieza requerido para su reutilización, son almacenados clasificados en función de su color y su composición.
Realizamos cada mezcla atendiendo siempre a las necesidades y especificaciones de cada cliente. En nuestra filosofía está la satisfacción plena en cada entrega: cada pedido de cada cliente se debe ceñir estrictamente a sus requerimientos. Debemos ser capaces de cumplir lo que el cliente espera de nosotros. Para conseguirlo, es muy importante que cada paso del proceso se haga correctamente, desde el principio. Cada vez que se prepara una mezcla, se hace pensando en el cliente concreto que luego transformará nuestra materia prima en su producto final.
Una vez preparada cada mezcla, nuestro proceso comienza con un primer corte de todos los materiales para facilitar su combinación y su transporte neumático, hasta los grandes silos automáticos donde se uniformizará y se alimentarán los diablos, las grandes máquinas que transformarán el trapo en borra.
Las mezclas preparadas y depositadas en los silos de alimentación, se introducen de manera automática en los diablos, las maquinas que realizan la función del deshilachado, el proceso por el que se transforma el deshecho textil en nueva materia prima.
Disponemos de tres diablos de alta producción con los que procesamos un volumen cercano a las 15.000 toneladas anuales.
Nuestros técnicos, personal altamente cualificado y con gran experiencia en el sector, se aseguran de que la calidad final del triturado se ajuste a las exigencias y requerimientos de nuestros clientes.
Al final del proceso de triturado, nuestras prensas automáticas de alta presión embalan la fibra resultante en balas de alrededor de 350 kg, que facilitan su almacenaje y transporte.
En este último paso se realiza el pesaje, marcado y etiquetado, como proceso previo a su almacenamiento.
Con más de 5.000 metros cuadrados de almacenes, aseguramos a nuestros clientes, especialmente del sector automoción, que somos capaces de proporcionar un suministro regular de sus distintas referencias.